¡LA IGNORANCIA ES ATREVIDA, CONGRESISTA EGUREN!

Sí, congresista, ¡LA IGNORANCIA ES ATREVIDA! Lo debe haber comprobado usted mismo al recibir en estos días las más virulentas diatribas de quienes le han restregado en la cara –por decirlo del modo más sereno- que no es cierto lo afirmado en torno a la reducida tasa de embarazos que resultan de una violación sexual callejera. Es verdad que no fue atinado en cuanto a sus formas (cualquiera que lo escuchase podría pensar que el mensaje fue el siguiente: “no apoyo la despenalización del aborto por violación pues al fin y al cabo la probabilidad de que las mujeres salgan embarazadas es casi nula”), ni en cuanto a la oportunidad (inmediatamente después de la acalorada discusión sobre la materia en la Comisión de Constitución), pero lo dicho en cuanto al fondo del asunto no ha sido un disparate[1] y, en honor a la verdad, me he visto obligado a escribir estas líneas.

Entiéndase claramente que cuando me refiero al fondo del asunto, aludo al menor porcentaje de embarazo existente luego de una violación, no a sus causas[2], que creo, congresista, no debió abordar si no dominaba adecuadamente la materia. La ligereza de sus explicaciones en cuanto a la eyaculación del violador y a la lubricación o estrés de la víctima, sin mostrar prueba de por medio, contribuyó decisivamente a la mofa pública y a achacársele que no guardaba usted respeto ni sensibilidad ante el drama de muchas mujeres que sufren a causa de un evento como este.  

Entiendo que ya pidió disculpas públicas si alguien se sintió ofendido por su modo de expresarse[3], en buena hora. No pretendo hoy ser su escudero en lo más mínimo , pero cuando se aprecia tanta burla y encono en las redes sociales, buscándose destruir a un personaje y de paso -para los promotores del aborto, quizás el más importante aprovechar la ocasión para deslegitimar públicamente la causa provida, no me queda otra cosa más que pronunciarme al respecto. A los que sin mala fe, por desconocimiento, le han dado cuerda a la avalancha de críticas, en fin, todos nos podemos equivocar. Pero a los conocidos activistas (Patricia Del Río, Marco Sifuentes, Ricardo Milla, Vero Ferrari, entre otros) y ONG abortistas (Promsex, Flora Tristán, Demus, Manuela Ramos y demás), que sacan jugo a su traspié para ir matando a cada uno de los legisladores que archivaron el reciente proyecto de ley sobre la materia en la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, es adecuado responderles.

Varios de ellos son los mismos de siempre, desde los que lindan –por decirlo del modo más respetuoso- con la estupidez[4] (nadie se me exalte ni se me ponga sabroso, “estupidez”: “torpeza notable en comprender las cosas” de acuerdo a la Real Academia de la Lengua Española) hasta los más decentes[5], pero que de igual manera yerran, según intentaremos demostrarlo. A los primeros los ignoraremos ya que solo atinan a decir lo mismo de siempre: que el trasfondo radicaría en querer meter la biblia bajo las sábanas (Juan Carlos Tafur[6]), que el mensaje dado significaría decir “que anden y violen a las mujeres” (Marisa Glave[7]), entre otros desatinos. A los segundos sí les prestaremos atención, justamente, para responder a sus inquietudes respecto al fondo del asunto: si es verdad que la tasa de embarazos por una violación es reducida o no.

Fíjense que no estamos discutiendo aquí si somos o no un país con alta tasa de violaciones, o si todas las violaciones llegan a denunciarse (por tanto, el libro que tanto citan de Jaris Mujica[8] no es útil en este caso), sino si la tasa de embarazos en las violaciones sexuales –con la información que se encuentre disponible al respecto- es alta o reducida. Ahora bien, tampoco debe entenderse que abordar este asunto significa que “dado que hay pocos embarazos, no es necesario despenalizar el aborto” (de hecho, las feministas proaborto son las que desean reducir la discusión sobre este tema a la afirmación o negación de esta declaración). Las razones para rechazar este proyecto de ley sobran y creo que en buena parte se resumieron en el debate que pude presenciar hace tres semanas en la PUCP, organizado por la agrupación AURA, a la cual he pedido publique este artículo.

Los indignados blogueros y comentaristas han citado básicamente el libro de Jaris Mujica (descartado ya líneas arriba), así como también a los médicos entrevistados Luis Távara[9], José Pacheco Romero[10], Alfredo Celis López[11], Napoleón Paredes[12], Janet Marchena[13] y a Enrique Flint[14]. Muy bien, desmenucemos cada una de aquellas declaraciones encontradas en la web. Luis Távara declara que según estudios de la Organización Mundial de la Salud el porcentaje de embarazos fluctúa entre el 10% y 30%, pero no aporta evidencia directa en sí (sus entrevistadores solo copian un enlace electrónico para acceder a la compra de un artículo escrito por este[15], pero no citan la fuente directa de la información, es decir, los estudios de la OMS). No obstante, reconoce que hay estudios que sitúan este porcentaje solo en un 5%[16]; es decir, admite que sí hay sustento científico para sostener la existencia de un bajo porcentaje de embarazos producidos luego de una violación.

El médico José Pacheco señaló: “Las razones mentales podrían eventualmente alterar la posibilidad de gestar, pero es una suposición que estoy haciendo. No es que esto esté estudiado científicamente. Bueno, a lo mejor hay, pero no la he leído. Creo que la probabilidad [de embarazo] es muy similar”. En resumidas cuentas, se refiere a una potencial causa que haría que la tasa de embarazos luego de una violación sea reducida. Sin embargo, no estamos buscando posibles causas en esta oportunidad, sino saber si es verdad o no que dicho porcentaje de embarazos es menor. De modo distinto, el médico Alfredo Celis se refirió a lo equivocado que resulta señalar como causas de una baja tasa de embarazos lo referente a la eyaculación del violador o la lubricación vaginal de la víctima, para afirmar luego que “las mujeres son violadas y quedan embarazadas”. No lo dudamos. Lo que queremos determinar es en qué porcentaje, pero lamentablemente no se expone públicamente la evidencia. Por su parte, Janet Marchena dijo que si bien una mujer es sometida a un cuadro de estrés durante una violación, ello no genera una respuesta inhibitoria del embarazo. Una vez más, nos quedamos en las causas y no en el asunto de fondo. Napoleón Paredes sentenció que “el embarazo por violación existe y en un alto porcentaje en la violación producto de una situación extrema”; de acuerdo a lo citado por el Diario El Comercio, el porcentaje bordearía el 20%. Por último, el médico Enrique Flint dijo que “una mujer violada tiene la misma chance de salir embarazada que cualquier mujer que tenga una relación consentida”, pasando luego a abordar las causas aludidas por Eguren sobre el estrés y lubricación de la víctima.

Perfecto, si bien respetables, los médicos entrevistados solo dan declaraciones, pero no presentan ni mencionan la evidencia que les sirve de base. Comprendo por buena fe que deberíamos creer que lo que señalan es en base a la información revisada de manera previa, pero si sobre datos científicos estamos discutiendo, la sola declaración –por más médicos respetados que podrían ser- no basta. Lo señalo, en primer lugar, porque también es posible juntar a un cuerpo médico importante que señale en los medios -como ya ha sucedido- que la vida no comienza con la concepción, a pesar del abrumador acervo científico probatorio que demuestra lo contrario; en segundo lugar, porque existe data que afirma exactamente lo opuesto a lo dicho por ellos.

Hemos citado recientemente el estudio de Holmes de 1996 que sitúa la tasa nacional (EE.UU.) de embarazos seguidos de una violación en solo un 5%. Uno posterior fue el estudio de Stewart[17] del año 2000, en el que se establece que de un cálculo de 333,000 violaciones registradas en 1998, se produjeron unos 25,000 embarazos, esto es aproximadamente el 7.5% del total. Por su parte, una de las principales redes de ayuda contra el asalto sexual en los Estados Unidos (Rape, Abuse, Incest National Network[18], RAINN por sus siglas en inglés) estableció que, de acuerdo al National Crime Victimization Survey del Departamento de Justicia del país en el año 2012, la tasa de embarazos seguida de una violación alcanzaba el 5%, cantidad que podía subir o bajar según algunos aspectos allí señalados (por ejemplo, si la víctima había utilizado algún método anticonceptivo, si el victimario había usado un preservativo, entre otros).

Otro autor, David Reardon[19] del Elliot Institute, da cuenta en su libro Aborted Women, Silent no more de un 0.6% de embarazos en 1290 víctimas de violación[20]. Pero como se trataría de alguien con convicciones cristianas, ya salió por allí un intolerante[21] que se rasga las vestiduras y que desmerece cualquier aporte hecho por un investigador con postura provida. Según esta aproximación, uno no tendría que contar con una creencia religiosa ni con una posición favorable a la vida para ser considerado “objetivo” en cuanto a la información que brinda, ejemplar modelo de objetividad de este bloguero (fíjense que si adoptásemos un criterio parecido, no deberíamos tomar en cuenta las declaraciones de los médicos Távara, Celis ni Pacheco, conocidos por su trabajo en pro del aborto[22], pero prosigamos con los datos en sí).

En su momento, el Guttmacher Institute, una institución que provee a las feministas de género peruanas–entre otros- los estimados de cifras de abortos clandestinos para luego utilizarlos en sus causas, señaló que la tasa de embarazo entre dos adultos fértiles que mantienen una relación sexual consentida ascendía al 3% y que en el caso de una violación sexual existían factores que reducían este porcentaje[23]. En coincidencia con lo anterior, de acuerdo a estudios citados por John Willke, contrariamente a lo que se cree, los embarazos a causa de una violación son escasos, probablemente 1 de cada 1000[24]. A similar resultado llegó Brian Clowes en una investigación hecha para Human Life International luego de combinar los resultados de diversos estudios[25], concluyéndose que aproximadamente 1 de cada 1238 violaciones culmina en un embarazo, esto es cerca al 0.08%.

¿Lo ven? No dudo en que es posible abundar en más fuentes que reiteren porcentajes análogos a los mencionados previamente, pero por ahora basta con los presentados para sustentar en base a estudios que es posible afirmar que la tasa de embarazos producidos por una violación sexual es muy reducida. ¿Dónde están las fuentes que permiten sustentar las declaraciones dadas por los médicos citados líneas arriba? Sería necesario que nos permitan acceder a ellas en orden a sostener un serio debate sobre la materia. Por lo pronto, queridas feministas de género y ONG pro aborto, dejen de inflar cifras. Dejen de utilizar el drama de las mujeres violadas para ganar simpatías en sus agendas proaborto. Dejen de buscar desesperadamente cualquier ocasión para demoler a sus adversarios y desdibujar el verdadero debate. Las mujeres que han sufrido una violación no necesitan de un aborto como solución a su sufrimiento. Llevar un aborto a cabo las re-victimizaría al hacerlas partícipes de la propia muerte de sus hijos, quienes ninguna culpa tienen del contexto en el que fueron concebidos. Necesitamos acompañarlas y ayudarlas, tanto a ellas como a sus hijos. En buena hora que ya tenemos un proyecto de ley en marcha (PL 4445/2014[26]) y que considera a estos dos seres humanos. Ojalá pronto lo veamos aprobado y se archive de una buena vez el proyecto de ley que despenaliza el aborto por violación.






[2] Quien quiera adentrar en el asunto de las causas, podría tener una primera aproximación aquí: http://www.slideshare.net/SofiaLuque/embarazo-por-violacin
[3] Léase un extracto de la entrevista concedida en el programa “Al estilo de Juliana”: http://www.rpp.com.pe/2015-06-11-eguren-si-alguna-mujer-se-sintio-ofendida-por-mis-palabras-pido-disculpas-noticia_806527.html
[5] Véase por ejemplo: http://utero.pe/2015/06/12/la-realidad-de-las-violaciones-en-el-peru-cifras-y-estudios-que-desmienten-a-jose-carlos-eguren/ (Aunque se va por las ramas, solo es útil su punto número 2, pues otros autores buscan demostrar algo que nadie ha negado); https://redaccion.lamula.pe/2015/06/12/eguren-sabe-pero-no-reconoce-el-34-de-las-victimas-de-violacion-quedan-embarazadas/albertoniquen/ (Lo incorrecto es que no cita fuentes directas, sino solo las declaraciones de la activista feminista de DEMUS, Julia Valencia, vocera también de la campaña DÉJALA DECIDIR y por tanto con interés en la materia. Claro está que ello no desmerece la prueba presentada, de acuerdo a ella, obtenidas del Registro Único de Violencia, las cuales arrojarían que un 34% de mujeres violadas queda embarazada. Ahora bien, su declaración hace una afirmación general;  sin embargo, yo no me refiero al porcentaje de embarazos luego del total de las violaciones –que cuando es intrafamiliar, es usualmente reiterada-, sino al porcentaje luego de una violación callejera, es decir, esa que no es frecuente entre el victimario y la víctima).
[16] Véanse las conclusiones del estudio de Holmes (Department of Obstetrics and Gynecology, Medical University of South Carolina, Charleston 29425-2233, USA.) del año 1996: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8765248
[17] Véanse las conclusiones del estudio de Stewart (UCSF Center for Reproductive Health Research & Policy, University of California, San Francisco, California 94118, USA.) del año 2000: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11064225?dopt=Abstract
[20] Véase un resumen de los aportes del libro en: http://www.provida.es/valencia/enciclopedia/4.htm
[22] Távara pertenece a PROMSEX (http://www.promsex.org/nuestro-equipo/item/982-luis-tavara/982-luis-tavara.html), ¡oh coincidencia PROMSEX promueve intensamente el proyecto de ley que despenaliza el aborto por violación! Sobre Celis: http://semanaeconomica.com/article/economia/134247-aborto-terapeutico-por-que-el-ministerio-de-salud-no-aprueba-su-protocolo/ Pacheco, junto con Celis y Távara firmaron hace poco un pronunciamiento en favor del llamado aborto terapéutico: ftp://ftp2.minsa.gob.pe/comunicados/Logros%20MINSA%202011%20-%202014/Comunicado_190714.pdf
[23] Garton, Jean Staker (1979). Who broke the baby? Minneapolis, MN: Editorial Bethany House, pág. 76. Puede adquirirse una versión más reciente del libro aquí: http://www.abebooks.com/book-search/author/jean-staker-garton/
[24] Willke, John (1988). Abortion: Questions and answers. Hayes Pub Co; Rev edition (March 1988). Pp. 146-150. En: Alcorn, Randy (2000). Pro life answers to pro choice arguments (Expanded&Updated). Section 31.a “Pregnancy due to rape is extremely rare, and with proper treatment can be prevented.
[25] Registrar General’s “Statistical Review of England and Wales for 1969”. London, 1971, H.M.S.O. Citado en R. Gardner, Abortion, the Personal Dilemma, Eerdmans, 1972, página 169. 80 embarazos de 54.000 violaciones. Estudio citado en Jack y Bárbara Willke. Handbook on Abortion. Hayes Publishing Company, 1979, página 40. 22 embarazos de 86.000 violaciones. "lllinois State Medical Society Symposium on Medical Implications of the Current Abortion Law in Illinois". lllinois Medical Journal, Mayo 1967, pp. 677 a 680. Cero embarazos en 14.400 violaciones. C.R. Hayman, W.E Stewart, ER. Lewis, y M. Rant. "Rape in the District of Columbia", American Journal of Obstetrics and Gynecology, 1972; 113:91-97. 21 embarazos de 914 violaciones. R. Evereu y G. Jimerson. "The Rape Victim: A Review of 1 17 Consecutive Cases", Obstetrics and Gynecology, 1977; 50:88-90. Cero embarazos en 117 violaciones. H. Fujita y W. Wagner. "Referendum20 -- Abortion Reform in Washington State. En J. Osofsky y D. Osofsky. The Abortion Experience: Psychological and Medical lmpacts. Harper & Row, 1973. Tres embarazos en 524 violaciones.
[26] Puedes ver el citado proyecto de ley aquí: http://www2.congreso.gob.pe/Sicr/TraDocEstProc/Contdoc03_2011.nsf/0/481ce0d0c8288e5c05257e30006ce161/$FILE/PL0444520150423.PDF



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